Cerca de la entrada, se ubica el bar, debajo de un maravilloso vitreaux de 1880 que acompaña la escalera de honor del histórico edificio. Allí, las especialidades son las tapas: callos, pan con tomate, boquerones e infinidades de autenticas tapas que nos harán sentir por momentos como en Barcelona. El restaurant ofrece "cuina" catalana. Los cochinillos, cuecen como en los antiguos hornos de Segovia, crujientes y tiernos. Algunas de las especialidades catalanas, de mar, huerta y montaña, con sus típicas salsas, como el alioli, la salsa romesco, la "picada" (una mezcla de numerosos ingredientes machacados en un mortero), el sofrito y la samfaina.

Pero lo mejor viene después, un festival de postres: crema catalana quemada, mel i mató, flan de naranjas, brazo de gitano con crema de chocolate y granita de cava y Patxarán. La cocina está a cargo de Yanina Andreani, Damián Cicero y Mauro Gentile, un trío de jóvenes que se conocieron por pertenecer a la brigada del Chef Catalán Joan Coll.